Wonder Ponder en México: la crónica, 1ª parte
Ellen Duthie
El pasado 27 de agosto, Raquel Martínez Uña y Ellen Duthie, dos de las socias de Wonder Ponder, se montaron en un avión rumbo Ciudad de México, donde les esperaba la tercera socia, Daniela Martagón, para iniciar un calendario de actividades algo frenético pero muy emocionante.
Ya de vuelta, echamos la vista atrás y recordamos nuestra gira mexicana.
El domingo 28 descansamos, tratando de regular el horario. Nos dio tiempo de hacer un poco de turismo y fuimos al impresionante Museo Nacional de Antropología de México, donde vimos muchísimas cosas pero, sobre todo, y en lo que a Wonder Ponder respecta, descubrimos una influencia que flotaba en el inconsciente de nuestra ilustradora Daniela Martagón.
Luego fuimos a comer a un restaurante, donde Ellen se animó a comer gusanos de maguey. Raquel se abstuvo.
El lunes tocaba ya trabajar. Nuestro primer evento mexicano fue en la espectacular
Universidad del Claustro de Sor Juana.
Nos esperaba Fernando Montoya, el Director del Colegio de Filosofía y Letras, que nos dio la bienvenida y nos hizo un tour de la Universidad, con sus 22 gatos residentes y sus bellos patios y edificios.
Antes de dar nuestra charla, vinieron del departamento de Comunicación y Nuevos Medios de la universidad para hacernos unas entrevistas, una a cada una, de la que salieron estos estupendos vídeos. En el primero explicamos qué hace cada una dentro de Wonder Ponder:
En este segundo vídeo, nuestra editora Raquel Martínez cuenta un poco sobre cada uno de nuestros tres títulos publicados hasta la fecha: Mundo cruel (sobre la crueldad), Yo, persona (sobre la identidad) y Lo que tú quieras (sobre la libertad).
Luego dimos la charla en el patio de la Fundación de la Universidad. La charla se tituló "Filosofía para niños y no tan niños". En ella leímos nuestro ultimo libro, contamos cómo empezó todo, desentrañamos nuestro proceso de trabajo desde todos los puntos de vista (desde la escucha a los niños, hasta el proceso de plasmación en escena ilustrada de las preguntas que deseamos provocar).
Hablamos también de nuestras decisiones de diseño, de nuestras influencias literarias y de la innovación de nuestros libros dentro de la tradición de la práctica de la filosofía con niños. Y por último, presentamos algunos de nuestros planes para el futuro. Al final, habíamos prometido regalar dos juegos completos de nuestros títulos a las dos mejores preguntas del público. Las dos preguntas merecedoras de los juegos completos fueron:
1. ¿Cómo es un niño Wonder Ponder?
2. ¿Cómo se puede hacer para evitar el proselitismo o el adoctrinamiento por parte del mediador con este tipo de material?
Muchas otras preguntas fueron muy buenas también. La verdad es que fue un gusto enorme estar en la charla y compartir con los asistentes nuestro trabajo, así como el intercambio más informal posterior. Fue una oportunidad además para conocer un poco más sobre otros proyectos que van siguiendo nuestro trabajo, como La Sala de Lectura El Semillero, de Martha Avilés y otros más que no conocíamos.
Gracias a Fernando Montoya y a todas las personas que participaron en la organización, que fue impecable, desde el momento de la invitación hasta la acogida el día de la charla. Ojalá volvamos algún día.
Una de las cosas que nos llamó mucho la atención durante la visita a la Universidad de El Claustro de Sor Juana fue la maravillosa imagen de su catálogo de licenciaturas. Echen un vistazo aquí.
El día siguiente por la tarde, nos tocaba charla en la maravillosa
Biblioteca Vasconcelos.
En esta ocasión hablamos de "Mirar, leer y pensar". Leímos un cuento de William Steig, Silvestre y la piedrecita mágica, para después pasar a analizar nuestra reacción lectora. Hay un tipo de literatura infantil (y adulta) que mueve al lector a hacerse preguntas y a pensar. ¿Qué es lo que tiene y qué es lo que no tiene este tipo de literatura? ¿Qué mecanismos entran en juego para activarnos el pensamiento de esta manera.
Partiendo del análisis de nuestra reacción como lectores al libro de Steig, exploramos la relación entre leer (texto e imágenes), preguntar y pensar, exponiendo los mecanismos con los que jugamos para provocar preguntas desde la imagen narrativa. Nuestra ilustradora, Daniela Martagón se detuvo en algunas de las escenas de nuestros libros para explicar las decisiones que se han de tomar y qué vías se pueden seguir para provocar pensamiento o preguntas desde la imagen narrativa.
Posteriormente, cuatro integrantes del Colectivo Ludosofando hablaron de su experiencia usando los materiales de Wonder Ponder en talleres realizados en la Biblioteca Vasconcelos.
El turno de preguntas fue realmente rico, lleno de preguntas y propuestas interesantes, desde la posibilidad de hacer una caja Wonder Ponder sobre sexualidad, o sobre género (esto último lo llevamos pensando algún tiempo), hasta la desventaja de nuestros libros por no ir cosidos (se pueden robar las escenas), pasando por varios asuntos más, todos muy interesantes.
Fue otra ocasión realmente agradable y emocionante para todo el equipo de Wonder Ponder. Como guinda para el pastel, Alejandra Quiroz, coordinadora de los servicios educativos de la Biblioteca Vasconcelos nos hizo un tour por la fabulosa biblioteca. Realmente nos quedamos con las ganas de ver más, especialmente la colección de infantil. Nada más mirar el detalle de la clasificación de los libros informativos para niños (que ya quisieran para sí muchas bibliotecas para adultos) daban ganas de quedarse a vivir una temporada en el edificio.
Acabamos la tarde con una rica cena, con la estupenda compañía de Alejandra. Otro placer inmenso.
Al día siguiente ya tocaba irse para Querétaro, donde empezaba ya el Hay Festival, pero no hasta la tarde, por lo que aprovechamos para visitar Tlalpan y aceptar un regalo: una visita guiada a la
Capilla de las capuchinas del arquitecto Luis Barragán.
Salimos las tres con los ojos redondos de luz y el foco puesto en las transiciones espaciales de todos los edificios en los que entramos a partir de ese momento y en los que entraremos en el futuro.
Nuestro guía era tan conocedor de la obra de Barragán y tan sinceramente entusiasta, que era imposible no enamorarse y querer saber más. Hay que llamar para reservar cita y cuesta 200 pesos por persona. Pero realmente vale la pena ir, especialmente si alguien te lo cuenta como nos lo contaron a nosotras. Gracias, Gabriel, por nuestra mañana Barraganera.
Después de la visita, habíamos quedado con David Sumiacher, director del CECAPFI, antes de que él saliera de viaje para Argentina y nosotras para Querétaro. Nos dio tiempo a intercambiar libros y hablar un poco de nuestros respectivos proyectos. Fue todo un placer y seguro que no es la última vez que coincidimos.
Y de ahí, comimos, y enseguida salimos para Querétaro. Pero esa historia la dejamos para la segunda parte de nuestra crónica.
¿Hemos dicho que nos trataron muy, muy bien nuestros anfitriones y que nos colmaron de cosas ricas de comer y de beber? ¡Gracias! ¡Gracias!