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¡Las abuelas habían comido gato! Crónica de la presentación de Wonder Ponder en Ilustratour

Ellen Duthie

ZooM de la escena "Sopa de gato" de Mundo cruel.

El pasado 8 de julio, la ilustradora Daniela Martagón presentó por primera vez al públicao el proyecto de "filosofía visual para niños" Wonder Ponder. La presentación tuvo lugar en la Casa de José Zorrilla de Valladolid en el marco del Festival Internacional de Ilustración Ilustratour.

Presentación de Wonder Ponder en Ilustratour, Valladolid. Julio 2014. En la imagen proyectada al fondo, un león sostiene una cabra en su mandíbula mientras sus cachorros esperan hambrientos. ¿Son crueles los animales?

Entre los asistentes, muchos ilustradores, algún editor y, para la sorpresa inicial de Daniela, un pequeño grupo de adolescentes y un encantador grupo de abuelas con sus nietos y nietas que habían entendido que se trataba de una actividad infantil. Tras los nervios iniciales y hacer una rápida recomposición mental de la situación, comenzó la presentación. 

Siempre hemos observado que la mejor forma de explicar y "vender" nuestro proyecto es que se vea en acción y eso es lo que ocurrió mágica y espontáneamente en Valladolid el día de la presentación. 
Nos lo cuenta en detalle la propia Daniela: 

Ya estaba algo nerviosa, pero al ver a ese público tan auténticamente variopinto, conformado por niños y abuelas locales, ilustradores de diversos orígenes y también curiosos, me puse más nerviosa aún, porque yo me había preparado más bien para una charla-entrevista "muy profesional" pensada para ilustradores y quizá algún librero o editor. 

Ante el temor de ahuyentar innecesariamente a aquellos que creían que venían a una "actividad de niños", respiré hondo y decidí lanzarme, entrando de lleno con nuestra sopa de gato, la escena de portada para Mundo cruel, la primera caja de Wonder Ponder que se publicará a finales de este año.

Daniela llevó tarjetas especialmente diseñadas para la presentación, con nuestra escena de "sopa de gato", con muchas preguntas desde todos los ángulos posibles por detrás. 

Tras repartir las copias de esta escena, no tardaron en surgir los murmullos y las risitas entre el público, y para mí, como por arte de magia, desapareció la tensión. 

Entonces pregunté "¿qué está pasando en la imagen?" Tímidamente, aunque con los ojos bien abiertos, empezaron algunos a responder: "¡Esas personas se están comiendo a un gato!" Y yo pregunté, "¿Alguien aquí ha comido sopa de gato alguna vez?" "¡Nooooooo!", fue la respuesta al unísono. "¿Por qué no?", pregunté. "Es asqueroso", contestó un niño. "Pero ¿cómo lo sabes? ¿lo has probado?", pregunté.

"Yo sí", dijo desenfadadamente una abuela de la tercera fila. "Y estaba bueno" 

El público leyendo con atención la escena y las preguntas intrigantes al dorso.


La respuesta nos tomó por sorpresa a muchos. "Era la guerra y pasábamos hambre", agregó. Otra de las abuelas tomó la palabra: "Es verdad, muchas veces nos decían que era un guiso de conejo u otra cosa, pero quién sabe cuántas veces no habremos comido gatos realmente". 

Así, lo que unos momentos antes parecía unánimemente descartado dio paso a nuevas preguntas. Si el gato está bueno, ¿por qué no lo comemos habitualmente? ¿Por qué nos parece cruel matar a algunos animales y a otros no? ¿Qué no comeríamos nunca nunca? "Insectos", dijo alguien. Yo les conté que en algunos lugares de México los chapulines (saltamontes) se tuestan y se comen, y los gusanos de maguey son un platillo muy elegante. "A mi me parece que están ricos." Muchos hicieron cara de asco, pero no les pareció que estuviera mal hacerlo. 

"¿Y comer humanos?", pregunté. "¡No!" "¿Nunca?" Nos quedamos pensando y recordamos las historias de personas que sufren accidentes en lugares aislados y se ven en condiciones extremas, sin manera de conseguir alimentos. "En ese caso es diferente, porque se trata de sobrevivir" dijo una niña. Nos pareció una buena respuesta y muchos estuvimos de acuerdo en que dependiendo de la situación las cosas cambian. 

Sin embargo no siempre matamos por necesidad. A veces no tiene nada que ver con eso. "¿Quieren ver otra escena?" "¡Sí!" Pusimos entonces en pantalla a nuestra niña mata hormigas. 

Daniela fue valiente y reconoció haber matado alguna que otra hormiga en su vida.  

Yo pregunté si alguien en la sala había matado hormigas como la niña. Extrañamente ningún niño dijo nada, pero todos los adultos levantamos la mano y nos reímos un poco. Un niño dijo que nunca había que matar hormigas. Alguien dijo que si se metían a la alacena sí. Otro niño dijo que las hormigas no servían para nada. Un hombre contestó que los osos hormigueros sí que las necesitaban para comer. Aunque no recordamos que hubieran osos hormigueros en Valladolid. 

¿Podemos matar aquello que nos parece que no sirve para nada? Muchos dijeron que no. Y sin embargo sí que lo hacemos muchas veces. ¿Por qué?  

Para poder hablar un poco sobre  el origen de Wonder Ponder, pregunté a continuación "¿Qué es la filosofía?" Nadie dijo ni mú. "¿Alguien en esta sala ha oído la palabra filosofía antes?" Silencio "¿Tal vez entre los adultos alguno cursó la asignatura en la escuela?" El público seguía callado. Al parecer la palabra filosofía intimida un poco. Así que yo compartí parte de lo que para mí significa la filosofía: hacerse preguntas, investigar por qué pensamos lo que pensamos, y compararlo con lo que piensan otras personas o han pensado en otros tiempos. 

Después pregunté a los demás si les parecía bien lo que habíamos hecho esa tarde, si creían que las preguntas filosóficas servían para algo. Muchos dijeron que sí: "para compartir", dijeron unos, "para pensar mejor", dijeron otros, "para conocernos", añadió alguien más. Pregunté a los niños si les había parecido demasiado difícil hacerse estas preguntas. "No", contestaron. Les conté que desde que empezamos el proyecto, muchas personas opinaban que no se podían dar esos materiales a los niños sin poner las repuestas, y que lo tenían que ver con los adultos, porque solos se podrían asustar o traumatizar. 

Les pregunté a los niños si habían sentido miedo al ver las imágenes. Todos dijeron que no. "¿Si se encontraran con esta caja en casa creen que verían la caja solos?" Una niña dijo que si era propiedad de alguien más no lo abriría. "¿Y si fuera tuya?" pregunté. "Ah, entonces sí", contestó. ¿Por qué asusta a los adultos que los niños se hagan estas preguntas, si a los niños no les asusta? 

Uno de los niños se animó a acercarse al frente para ver mejor la caja de Mundo Cruel, y se la llevó un rato para verla en su silla.

Este niño estaba curioso por mirar, tocar y leer el contenido de la caja de Mundo cruel.  
En la pantalla, al fondo, un boceto muy preliminar para una posible cubierta de Wonder Ponder magazine.  

¿Quieren ver más cosas? Como todos seguían atentos, puse la presentación que había preparado originalmente.

Conté a todos cómo Ellen Duthie, Raquel Martínez Uña y yo habíamos dado con el nombre de Wonder Ponder y cómo fuimos pensando en la idea de las cajas. También les mostré cómo a partir de una serie de preguntas sobre la crueldad, se proponía una ilustración, y todos los cambios que esta sufría antes de llegar a la versión final. 

Vimos algunas escenas más de Mundo Cruel, a los personajes y las mascotas de Wonder Ponder y con eso terminamos la noche. 

Algunos de los participantes generosamente nos dejaron en notitas sus comentarios y propuestas para temas de lo que les gustaría que habláramos en otras cajas.

La única nota en inglés, arriba a la derecha, dice: "Me inquieta que la inteligencia de los animales se mida siempre en función de su obediencia a sus dueños. Lo mismo ocurre con alumnos y profesores. ¿Qué piensan? 

Fue un encuentro muy ameno y cerramos el evento con un vinito en el tranquilo jardín de Casa Zorrilla, con la noche ya fresca. 

La Casa de José Zorrilla fue el espectacular lugar donde se celebró la presentación. Espectacular por dentro y por fuera.  

Queremos agradecer tanto a los colegas y amigos que asistieron, como a todos los demás invitados, y en especial al equipo de Ilustratour, a quien agradecemos mucho habernos invitado y acompañado. Lo hemos pasado bomba y nos ha encantado la oportunidad de compartir el Mundo Cruel con unos asistentes tan diferentes y participativos. ¡Yo he aprendido mucho de esta ocasión!

(c) Wonder Ponder (Un sello de Traje de Lobo, S.L.).