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"La filosofía es rebeldía". Lee la entrevista a Ellen Duthie en el nuevo número de El Culturista, dedicado a la filosofía

Ellen Duthie

En el nuevo número de El Culturista, dedicado a la Filosofía, reseñan Yo, persona en catalán, entrevistan a Ellen Duthie y proponen un juego wonderponderesco, entre muchas, muchas más cosas muy recomendables.  

Os dejamos el texto en español de la entrevista realizada por Núria Puyuelo. 

LA ENTREVISTA
ELLEN DUTHIE

¿Qué es para ti la filosofía?

La filosofía es rebeldía. Cuando filosofamos nos atrevemos a cuestionar todas las certezas que nos vienen dadas y las que creemos haber construido hasta el momento sobre el mundo y sobre nuestra relación con el mundo.

La filosofía es juego y como cualquier juego, es cosa seria. Cuando hacemos filosofía debemos asegurarnos primero de que tenemos todas las piezas del puzle sobre la mesa. Luego podemos ver cuáles encajan. Con las piezas que no encajan, debemos pensar si podemos prescindir de ellas o si debemos dejarlas a un lado para tratar de incorporarlas la próxima vez que juguemos a esa pregunta o puzle.

La filosofía es también búsqueda de sentido. La vida es extraña, el mundo es misterioso y los seres humanos estamos repletos de contradicciones. Partiendo del asombro que nos provoca esa extrañeza, la filosofía busca formular las preguntas precisas, ordenar las posibles respuestas a esas preguntas y someterlas a examen. Luego vemos con cuáles nos podemos ir quedando para construir sentido y cuáles hay que ir desechando. Curiosamente, en esa búsqueda de sentido, la filosofía se convierte también en fuente de sentido: filosofar es una de las cosas más humanas a las que nos podemos dedicar.

¿Para qué crees que sirve?

En cierto sentido, la filosofía, como la literatura, no “sirve” para nada, ¡y a mucha honra!

Pero la filosofía es muy valiosa por muchos motivos. Es valiosa porque interroga al mundo y a todas las demás disciplinas, formulando buenas preguntas y exigiendo respuestas pausadas y razonadas.

Es valiosa porque nos hace conscientes de que gran parte de lo que consideramos de sentido común, lejos de ser cierto, está basado en errores e imprecisiones. La filosofía nos obliga a someter a examen nuestras convicciones, creencias y prejuicios. Nos obliga a pensar sobre la calidad de nuestro razonamiento, a examinar nuestra propia mente y a conocernos mejor. Es valiosa porque nos exige pensar por nosotros mismos.  

La filosofía es valiosa también porque nos puede aportar un sentido de la perspectiva sobre qué es lo que importa y qué es lo que no importa tanto para nuestro mundo y para nuestra vida.  

¿Crees que como sociedad tenemos miedo a pensar?

Creo que lo que tenemos es poca práctica. Nos pasamos la vida practicando duro para no pensar. El sistema educativo dominante, desde hace mucho tiempo, ha eliminado cualquier rastro de reflexión sobre lo que se está aprendiendo, especialmente en las edades más tempranas. Si llevamos toda la vida practicando la irreflexión, es difícil de repente empezar a pensar en profundidad en las cosas y es normal que dé no sólo miedo, sino también pereza.

Puede resultar más incómodo o más trabajoso pensar por uno mismo que aceptar una verdad dada o dejar que otros decidan por ti. Hay también una sensación de que no es práctico, incluso de que no es realista, ponerse a pensar. ¿Quién tiene tiempo para esas cosas? Como si pensar fuera prescindible.

Por otra parte, hay cierta tendencia a imaginar que si pensamos profunda y seriamente sobre la vida, descubriremos inevitablemente una realidad terrible y nos sumiremos en la desesperación o en el abismo. O que si no se tiene una respuesta clara, la sensación será inaguantable. ¿Pero no es preferible seguir pensando, que conformarse con una respuesta que en realidad no nos convence? ¡Qué idea tan tremenda la de que para ser medianamente felices, más vale ir por la vida sin pensarla!

Lo que nos debería aterrorizar es el miedo a pensar.

¿Cómo crees que se debería enseñar la filosofía en la escuela para que no sea concebida como algo complicado e inalcanzable?

Creo que lo fundamental es lograr generar esas circunstancias de asombro y perplejidad que dan lugar a las preguntas filosóficas para que las mismas preguntas broten en las mentes del alumnado. Se trata de provocar desestabilización, dudas sobre certezas previas, confusión que les fascine, que les lleve a querer indagar. En el momento en que la pregunta surja de ellos o al menos entiendan cómo surgió en la mente de otra persona, están enganchados y la cuestión ya está a su alcance.

¿Cuál es la mejor metodología para introducirla en la escuela?

Creo que poner énfasis en el carácter dialógico de la filosofía es deseable por muchos motivos, entre ellos, porque implica al alumnado en las cuestiones, de modo que no son meramente receptores o, en el mejor de los casos, analistas de ideas y argumentos ajenos, sino que son parte activa de la indagación.

También creo que es positivo alejarse de la regurgitación escrita y centrarse en el género del ensayo desde pequeños, donde, a partir de lecturas y análisis de textos de filósofos y de diálogos en el aula, se presente una tesis propia, debidamente argumentada.

También es interesante introducir otros géneros de escritura y arte, como relatos de ciencia ficción por ejemplo, para explorar determinadas preguntas filosóficos, o proyectos de “exposiciones para hacer pensar” a compañeros. 

¿En qué consiste tu proyecto Wonder Ponder? ¿Qué objetivos persigue?

Es un proyecto de investigación de Filosofía visual para niños que combina una parte educativa, otra literaria y otra editorial. A partir de imágenes narrativas intrigantes y provocadoras, cada uno de nuestros títulos invita a reflexionar sobre un determinado tema desde muchos ángulos diferentes.

El trabajo que realizamos está basado en trabajo previo con niños y adultos de distintas edades, donde observamos y dialogamos con ellos para detectar algunas de las preguntas y temas que más atraen a los asistentes y probamos las imágenes para ver en qué medida despiertan una reflexión rica. Luego, hay un trabajo lento y arduo de edición en el que participamos yo, la ilustradora Daniela Martagón y la editora Raquel Martínez.

Wonder Ponder busca abrir espacios de reflexión y diálogo, donde podamos compartir nuestro “no saber” y construir posibles respuestas. Busca ofrecer oportunidades para pararse a pensar, en un mundo en el que nos paramos poco y a pensar, menos. Busca también hacer de la reflexión un proceso al mismo tiempo riguroso y juguetón y sobre todo, al que uno pueda habituarse.

¿Qué libro recomendarías a los padres para acercar la filosofía a sus hijos y para ellos?

Cualquier libro-juego de Wonder Ponder, ¡qué voy a decir yo!

Mundo cruel, para pensar sobre la crueldad, Yo, persona, para pensar sobre qué somos y quién somos, y Lo que tú quieras para pensar sobre la libertad.

Lo cierto es que cualquier ejemplo de buena literatura también puede usarse como trampolín para el diálogo. Aquí es importante huir de libros que contengan lecciones (no suelen dar para un diálogo muy rico) y buscar libros que dejen al lector con una pregunta en lugar de con un mensaje. 

Cuándo eras pequeña, ¿qué querías ser de mayor?

Recuerdo que de muy pequeña quería ser arquitecta. Luego, de adolescente cambié a abogada (principalmente, lo confieso, debido a la influencia de la serie La Ley de Los Ángeles). Durante varios años, seguí contestando automáticamente que quería ser abogada, para quitarme de encima la pregunta. De hecho, casi casi estudié Derecho. Pero siempre agradeceré a mis padres que antes de solicitar plaza en la universidad, se sentaran conmigo y me hicieran dos preguntas muy sencillas: “¿pero a ti qué te interesa de verdad?, ¿qué te apasiona?”. Y lo tuve clarísimo: la filosofía.

Ellen Duthie (Cádiz, 1974) es autora, traductora, editora y profesora. Creadora del proyecto Wonder Ponder de Filosofía visual para niños y autora de los blogs “Lo leemos así», «Filosofía de cuento» y «Filosofía a la de tres». Su trabajo se centra en los campos de literatura infantil y filosofía para niños, a veces por separado pero normalmente revueltos.